PROPOSICIONES EN TIEMPO DE AMOR
El galanteo musical y
Político de Pablo Milanés.
Por: Víctor González Solano
"Propongo compartir lo que es mi empeño
y el empeño de muchos que se afanan...”
Su obsesión de toda la vida ha sido el tiempo y esto se ha visto reflejado en su obra musical y poética. Le preocupa el transcurrir de la vida, sobre todo que la gente se pone vieja y, aunque hace algún tiempo no aceptaba que los años lo están acompañando, actualmente lo admite con gallardía y le saca el mayor provecho. Contrario a lo que dice su canción, el amor sí lo refleja hoy mejor que ayer.
Pedro Pablo Milanés Arias es, hoy por hoy, una figura representativa de lo más auténtico de la nueva canción cubana, esa que nació con la revolución y que bautizaron como “nueva trova cubana”. Ha sabido conjugar en su estilo, la vieja y la nueva trova. Amante del Son y de lo que nació del Filin al que perteneció por convicción. Hoy, cuando la vida le ha permitido recorrer distintos caminos y recoger muchas experiencias, agradece a su madre, una humilde modista de Bayamo, el que lo haya obligado a asistir a todos los programas radiales de aficionados y lo haya hecho cantar delante de todas las visitas que llegaban a su casa, aunque, en esa época, él solo anhelara jugar a la pelota como todo niño normal de su edad. Su apellido se ha transmitido por línea materna, ya que pertenecía a la hija de un acaudalado terrateniente de Bayamo que en el siglo XIX se enamoró de un negro esclavo. Esto le da pie para afirmar, que “en su vida las mujeres mandan”.
No tuvo una formación musical real porque siempre abandonaba los estudios. Sus mayores conocimientos los adquirió en el Centro de Experimentación Sonora con Leo Brouwer, un guitarrista, compositor, arreglista y director de orquesta. Aprendió lo cubano, que era lo que le gustaba, de los viejos y trasnochados trovadores de esquinas que le enseñaron como se tocaba el Son. Esas enseñanzas se le quedaron grabadas en el alma para toda la vida.
1959, año de la Revolución cubana, se toma como el punto de partida de su profesionalismo musical en el Cuarteto del Rey, el cual abandona más tarde para dedicarse a cantar solo. El Saint John, El Karachi o El Gato negro, fueron algunos de los lugares donde Pablo interpretó sus canciones y las del Filin, al principio de su carrera. Antes de prestar el servicio militar se vinculó a Los Bucaneros, un grupo de reconocida trayectoria en La Habana.
El trovador nació en Bayamo un 24 de febrero de 1943. Vive en La Habana, se ha casado cuatro veces y mantiene una excelente relación con sus ex mujeres. Padre de cinco hijos, Lynn de 35 años y las mellizas Suyley y Lían de 34 años producto de su segundo matrimonio con Yolanda. Aydee de 25 años que es hija de Soe su tercera esposa y Antonio, de 7 años, de su último matrimonio con Sandra con quien lleva casado 14 años. Con su primera esposa, Olga, no tuvo hijos. Es un fiel defensor de la Revolución Cubana y del régimen, pero también es un duro crítico de los errores del mismo. Respeta a los cubanos radicados en Miami y cree que al final todos somos hijos de la misma tierra. Se declara ateo, pero “dejo abierta la posibilidad de algún día, antes de morir, ser un creyente, para convencerme de que voy a la gloria en lugar de ser un pobre y miserable ateo que sabe que se lo van a comer los gusanos.”
Siempre le ha gustado la buena música y no tanto los intérpretes, por eso afirma, “a nivel musical he tenido muchas influencias, de las rancheras, de los viejos trovadores, de Lucho Gatica, María Teresa Vera, Miguelito Cuní, Benny Moré, Los Beatles y hasta del vallenato”.
Ha trabajado con grandes artistas como Chico Buarque, Simone, Caetano Veloso, Milton Nascimento, Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez, Víctor Heredia, Soledad Bravo, Joan Manuel Serrat, Luís Eduardo Aute, Guadalupe Pineda, Víctor Manuel, Ana Belén, Piero, Lilia Vera, Caco Senante, Andy Montañéz, etc. Hace ya algún tiempo fue objeto de un gran homenaje que arrojó como resultado un CD doble titulado “Pablo Querido” en donde participan excelentes amigos como el escritor Gabriel García Márquez, Francisco Céspedes, Joaquín Sabina, Maná, Illapú, Alberto Cortéz, Fito Páez, Charly García, Tania Libertad, Armando Manzanero, Gal Costa, Marco Antonio Muñiz y Ricardo Arjona, entre otros.
Sus canciones son de contenido, pero a la vez sencillas aunque no simples; esto quiere decir que tienen acceso a todos los públicos. En su obra muchas veces se ve volcada la experiencia de los demás, además de la propia. En su recorrido por el pentagrama es solidario, pesimista algunas veces y optimista en el mayor de los casos. El amor, el engaño, el dolor, la rabia, la ternura, la alegría y la esperanza son elementos esenciales de su creación. Son incontables las canciones que Milanés ha compuesto para el cine cubano.
En algunas de sus canciones es fácil encontrar un erotismo simple y sencillo, cristalino, cotidiano, humano, que se pasea perfectamente con la belleza de la metáfora: “Déjame repasar tus accidentes/ detenerme a palpar cada medida/ humedecer tus ojos y tus fuentes/ y penetrar al fondo de tu vida”. (Comienzo y final de una verde mañana).
La belleza y la imaginación lo siguen envolviendo, demostrando que en el erotismo lo vulgar no cabe: “ Que más puede ofrecerme/ ese cuerpo desnudo/ que una hermosa sesión/ de locura de amor/ Quiero morir debajo de tu piel/ voy a vivir para que pueda ser”. (Ser y no ser).
Pablo no es ajeno al dolor de nuestro continente, y su sentimiento de solidaridad y respeto se palpa en el tema “Yo pisaré las calles nuevamente” en donde se plasman su ira y su dolor pero también su esperanza: “Yo pisaré las calles nuevamente/ de lo que fue Santiago ensangrentada/ y en una hermosa plaza liberada/ me detendré a llorar por los ausentes”.
Y es que el derrocamiento del mandato de la Unidad Popular en Chile por parte de los militares en 1973 lo afectó tanto que, además de la anterior canción, Pablo compuso esta emotiva y dolorosa pagina a su amigo Salvador Allende en su combate por la vida: “Que soledad tan sola te inundaba/ en el momento en que tus personales/ amigos de la vida y de la muerte/ te rodeaban/ Jamás un pensamiento/ de pluma y palabra/ devino en tan fuerte adalid/ Cesó por un momento la existencia/ morías comenzando a vivir”.
En “La vida no vale nada”, Pablo cuestiona la falta de solidaridad del ser humano, de la que tampoco escapa él, y es duro y tajante cuando afirma que, “La vida no vale nada/ cuando otros se están matando/ y yo sigo aquí cantando/ cual si no pasara nada”.
No falta en su obra la canción a sus seres queridos y es así como compone “Son para despertar a una negrita” que dedica s su hija Aydee cuando esta apenas iniciaba la vida. En ella el padre habla a su hija de su carácter, de su futuro, la invita a ser una niña feliz y aprovecha esta misma canción para recordar a su entrañable amiga del alma Aydee Santamaría: “Como Aydee Santamaría ya se que no serás/ quiero que seas como tu, mi cariño/ con eso me bastará/ juega con esa muñeca/ no descubras el amor/ se feliz, recibe amor/ no desesperes por llegar a mayor”.
“El canto a la Abuela” es una tierna evocación de su niñez, cuando la Abuela lo llevaba de la mano a la iglesia y le pedía al Señor de los Cielos que nunca le faltara. Pablo reconoce en esta canción lo bueno que fue acompañar a la abuela y, si bien es cierto, que sus rezos no dieron resultados porque hoy solo en el hombre cree, admite que su canto creció con su estatura: “Hoy me recuerdo, abuela, pequeñito/ descubriendo tu voz y tu ternura/ y aunque solo en el hombre crea/ admito/ que tu canto creció con mi estatura/ y si son recuerdos dulces/ se disfruta otra vez/ tu vez”.
Cuando Pablo derrama el amor en sus canciones lo hace de una manera tan humana y real que muchas veces nos vemos reflejados en ellas y es entonces cuando, en silencio, como elevando una oración al Creador, le agradecemos al poeta el que haya tomado la vocería en nombre de aquellos que no somos capaces de decir lo que el corazón nos dicta. Ejemplos claros de esta verdad son los versos de “El breve espacio en que no estas”: “Todavía no pregunté: ¿Te quedaras?/ temo mucho la respuesta de un jamás/ La prefiero compartida/ antes que vaciar mi vida/ no es perfecta mas se acerca/
a lo que yo simplemente soñé” . O en “Para vivir”, que no es más que la aceptación y puesta en escena de una situación amorosa sin futuro: “Muchas veces te dije/ que antes de hacerlo/ había que pensarlo muy bien/ Que a esta unión de nosotros/ le hacia falta carne y deseo también”. En la canción “Si ella me faltara alguna vez” el trovador refleja sus miedos, su temor a que la mujer que ama algún día no esté: “Si ella me faltara alguna vez/ nadie me podría acompañar/ nadie ocuparía ese lugar/ que descubro en cada amanecer”.
Es “Yolanda” la obra clásica de amor de Pablo, allí se ubican, como en el poema de Martí, los versos sencillos para la mujer que lo llena todo. Es, mas que una canción, una verdadera declaración de amor: “Si alguna vez me siento derrotado/ renuncio a ver el sol cada mañana/ Rezando el Credo que me has enseñado/ miro tu cara y digo en la ventana: Yolanda, eternamente Yolanda”.
Pablo Milanés, un hombre que vive el presente y lo comparte con el público, no vive para el futuro ni para quedar en la historia. Es un poeta que lucha como un guerrero a través de la música, para vivir y por la unidad latinoamericana, sin preguntarse nunca cuánto ganó o cuánto perdió, siempre consciente de que no vive en una sociedad perfecta. Pero aun así quiere poner en la tierra sus pies para besar a Yolanda, Aydee y a Sandra y decir en nombre de los nuevos y con identidad: Buenos días América, aquí me quedaré porque mi propuesta es de este tiempo de amor.
Fuentes consultadas: Entrevistas de Marta Ruiz y de Erena Fernández.
2 comentarios:
Pablo es tal vez de lo más representativo de la nueva canción cubana. Tu artículo esta muy bueno. Completo, bien elaborado. Esperamos sigas asi con tu blog.
Román Rocha
Pablo es tal vez de lo más representativo de la nueva canción cubana. Buena nota. Te felicito. Esperamos sigan asi.
Roman Rocha
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