domingo, 24 de febrero de 2013

Feliz cumpleaños Pablo



Feliz cumpleaños Pablo

Por: Víctor González Solano (*)
“El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos…”





Toda la vida Pablo Milanés ha estado obsesionado por el tiempo, atento al discurrir de la vida, preocupado porque envejecer es posiblemente la más cruel pero romántica ley de la vida. A pesar de que todo se refleja en su obra musical y poética, y aunque hace algún tiempo no aceptaba que los años son nuestra más inseparable compañía, Milanés actualmente admite con gallardía y le saca el mayor provecho a esta verdad. Contrario a lo que dice su canción, el amor si lo refleja, hoy a sus 70 años, mejor que ayer.

Pedro Pablo Milanés Arias es, hoy por hoy, una figura representativa de lo más autentico de la nueva canción cubana, esa que nació con la revolución y que bautizaron con el nombre de “Nueva trova cubana”. Alquimista de la vieja y la nueva trova, este músico ha sabido conjugar perfectamente ambas escuelas para crear un estilo personal que refleja su amor por el Son y el “Filin” (un termino con tantas acepciones que solo sus múltiples significados capturan su esencia, pero que, en términos prácticos, vendría a ser una renovación de la canción nacional  cubana cuyo sincretismo tiene como madre a la más caribeña de las ciudades de área: Santiago de Cuba y la vieja trova santiaguera) al que perteneció por convicción. Hoy, cuando la vida le ha permitido recorrer distintos caminos y recoger muchas experiencias, agradece a su madre, una humilde modista de Bayamo – Pablo nació allí un 24 de febrero de 1943 -, el obligarle a asistir a todos los programas radiales de aficionados y hacerle cantar delante de todas las visitas que llegaban a su casa, a pesar de que, en esa época, él solo anhelara jugar a la pelota como cualquier niño de su edad. Su apellido Milanés, pertenecía a la hija de un acaudalado terrateniente de Bayamo que en el siglo XIX se enamoró de un negro esclavo, lo que le da pie  para afirmar, entre bromas, que en su vida las mujeres mandan.





El trovador reconoce que no tuvo una formación musical real porque siempre abandonaba los estudios. Sus mayores conocimientos los adquirió en el Centro de Experimentación Sonora con Leo Brouwer, guitarrista, compositor, arreglista y director de orquesta. Lo cubano, que es lo que le gusta, lo aprendió de los viejos y trasnochados trovadores de esquinas que le enseñaron como se tocaba el son. “Esas enseñanzas  se me grabaron en el alma para siempre” afirmó en una ocasión.

Corre el año de 1959, el de la Revolución cubana, y la fecha se toma como punto de partida de su carrera musical con el Cuarteto del Rey, el cual abandona más tarde para dedicarse a cantar solo. El Saint John, El Karachi, o el Gato negro, fueron algunos de los lugares donde Pablo interpretó sus canciones y las del “Filin”, al principio de su carrera. Precisamente a pocos meses de prestar el servicio militar,  se vincula a Los Bucanero, un grupo de reconocida trayectoria en La Habana.




En la actualidad el músico vive en La Habana. Padre de ocho hijos, se ha casado cuatro veces y mantiene una excelente relación con sus exmujeres como con la Revolución cubana y un régimen que defiende pero al cual critica sus errores. Sobre los cubanos exiliados en Miami afirma que “todos somos hijos de la misma tierra”. Auto declarado ateo, dice dejar abierta la posibilidad de que algún día, antes de morir, sea un creyente. De esta manera, remata, “para convencerme de que voy a la gloria en lugar de ser un pobre miserable ateo que sabe que se lo van a comer los gusanos”.

Amigos de la buena música, Pablo Milanés enumera entre sus influencias musicales a las rancheras, los viejos trovadores, Lucho Gatica, María Teresa Vera, Miguelito Cuní, Benny Moré, Los Beatles, y hasta el vallenato. Del otro lado del espectro ha trabajado con artistas como Chico Buarque, Simone, Caetano Veloso, Milton Nacimento, Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez, Víctor Heredia, Joan Manuel Serrat, Luis Eduardo Aute, Guadalupe Pineda, Víctor Manuel, Ana Belén, Piero, Lilia Vera, Caco Senante, Andy Montañez, entre otros.

Precisamente hace algún tiempo fue objeto de un gran homenaje recogido en un CD doble titulado “Pablo querido”, en el que participan excelentes amigos suyos como el Nobel Gabriel García Márquez, Francisco Céspedes, Joaquín Sabina, Maná, Illapu, Tania Libertad, Armando Manzanero, Gal Costa, Marco Antonio Muñiz,  Ricardo Arjona, Juan Formel y los Van van, Fito Páez, Soledad Bravo, Eugenia León, Lucecita Benítez, Iván Linns y Alberto Cortéz.

Tiene a su haber cerca de cuarenta discos amén de varias obras colectivas.
Las impresiones sobre su música pueden dar para escribir un libro completo, pero podría decirse que sus canciones poseen contenido. Sencillas aunque no simples, son capaces de llegar a cualquier público. En su recorrido por el pentagrama es solidario, pesimista algunas veces y optimista en el mayor de los casos. El amor, el engaño, el dolor, la rabia, la ternura, la alegría y la esperanza son elementos esenciales en sus creaciones. Son tan incontables los temas como las canciones que Milanés, además, ha compuesto para el cine cubano.

Sus canciones exhalan un erotismo sencillo, cotidiano, que se ajusta a la belleza de la metáfora: “Déjame repasar tus accidentes / detenerme a palpar cada medida / humedecer tus ojos y tus fuentes / y penetrar al fondo de tu vida” (‘Comienzo y final de una verde mañana’).

Pero también una belleza e imaginación envolvente que demuestra la pureza del erotismo: “Que más puede ofrecerme / ese cuerpo desnudo / que una hermosa sesión / de locura de amor / Quiero morir  debajo de tu piel / voy a vivir para que pueda ser” (‘Ser y no ser’).

Pablo no es ajeno al dolor de nuestro continente, y su sentimiento de solidaridad y respeto se palpa en el tema ‘Yo pisaré las calles nuevamente’, en donde plasma un sentimiento mezcla de ira, dolor y esperanza: “Yo pisaré las calles nuevamente / de la que fue Santiago ensangrentada / y en una hermosa plaza liberada / me detendré a llorar por los ausentes”.

Y es que el derrocamiento del mandato de la Unidad Popular en Chile por parte de los militares en 1973 lo afectó tanto que, además de la anterior canción, Pablo compuso esta emotiva, sentido y dolorosa página a su amigo Salvador Allende en su combate por la vida: “Que soledad tan sola te inundaba / en el momento en que tus personales/  amigos de la vida y de la muerte / te rodeaban/ jamás un pensamiento / de pluma y palabra / de vino en tan fuerte adalid / Cesó por un momento la existencia / morías comenzando a vivir”.




Es “Yolanda”, la obra clásica de amor de Pablo, espacio donde se ubican, como en el poema de Martí, los versos sencillos para la mujer que lo llena todo. Más que una canción es una verdadera declaración de amor: “Si alguna vez me siento derrotado / renuncio a ver el sol cada mañana / rezando el credo que me has enseñado / miro tu cara y digo en la ventana: Yolanda, eternamente Yolanda”.

Pablo Milanés, un hombre de 70 años que vive el presente y lo comparte con el público, que no vive para el futuro ni para quedar en la historia. Un poeta con sangre guerrera que lucha con su música por la vida y la unidad latinoamericana, sin preguntarse nunca cuánto ganó o cuánto perdió.  Siempre consiente que no vive en una sociedad perfecta. Un romántico que disfruta el comienzo y final de una verde mañana, que sueña con la novia que nunca ha tenido. Y aunque sabe que ya se va aquella edad los días de gloria seguirán llegando. Aun así, Pablo pone en la tierra sus pies para besar a Yolanda, Aydee, Sandra, y decir con autenticidad y en nombre de los nuevos: Buenos días América, aquí me quedaré porque mi propuesta es de este tiempo de amor. Feliz cumpleaños Pablo.

(*) Director y presentador del programa radial Viaje Latinoamericano. Vigoso@gmail.com



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