domingo, 14 de octubre de 2012

Fredy Molina, 40 años de un sensible adiós


Fredy Molina, 40 años de un sensible adiós

Por: Víctor González Solano (*)

No voy a Patillal, porque me mata la tristeza,
al ver que en ese pueblo, fue donde murió un amigo mío…
Armando Zabaleta






La luna patillaleradel viernes 15 de octubre de 1972,  esa luna a la que Fredy Molina le preguntaba por qué había sufrimiento,  como que presentía algo, pues su luz no era tan brillante como la de otras noches.

Era una parranda como otras tantas, la música reinaba, el licor calentaba las gargantas, los cuentos tomaban la palabra  y la poesía se posaba en la voz de aquel poeta que, inspirado, regalaba sus versos a la noche.Una parranda al arrullo del viento frío que bajaba de la sierra y pareciera que allí se quedaba como disfrutando del bohemio ambiente.Pero lo que nadie sospechaba era que la indeseable muerte, esa que siempre llega sin ser invitada, había decidido participar también de aquella reunión.

Fredy comentaba con entusiasmo el éxito de una de sus canciones y dejaba entrever lo que su generoso corazón le estaba dictando para su próxima creación. Todo era alegría, aunque la luna patillalera no brillara igual que siempre. El reloj ya había saludado a la madrugada y los amigos le pidieron al compositor que los deleitasecon sus canciones. Fredy, noble y complaciente como era, decidió regalar sus canciones  a sus amigos. Entonces se levantó para buscar a su hermano Aldo que había estado con ellos, pero que había decidido marcharse. A Fredy le gustaba que su hermano lo escuchara cantar.Caminó algunos pasos, cruzó la calle y llegó a la casa de su hermano. Tocó la puerta y un disparo seco rompió el silencio de la madrugada. Todos corrieron y se encontraron con su amigo tendido en el piso bañado en sangre. La angustia y la desesperación  comenzaron  a reinar. La noticia se regó como pólvora y todo el pueblo se levantó.El joven compositor no alcanzó a llegar con vida al hospital en Valledupar.  La muerte, la maldita muerte, despiadada e indiferente a los sentimientos de los hombres, se había aprovechado de que Aldoera sonámbulo y armó su macabra obra. Cuando Aldo se levantó y se enteró de lo sucedido intentó acabar con su vida pero familiares y amigos se lo impidieron. Cuentan que siempre vivió con ese dolor, que nunca lo superó.

Años más tarde Aldo fue secuestrado por un grupo subversivo y posteriormente asesinado.






Patillal es un pueblito que se deja acariciar por el viento frío de la Sierra Nevada. Cuna de grandes personajes comoel pintor Jaime Molina y los  compositores  Rafael Escalona, César Molina,Octavio Daza, Víctor Daza, José Hernández Maestre, José Alfonso 'El Chiche' Maestre, José María 'Chema' Guerra y Julio García, entre otros. Un pueblitopor donde caminó Juana Arias vestida de negro y muy elegante buscando a su nieta, lapechichona, la consentida. Por donde transitó Mauricio Daza ‘Ariche’ con el ‘Ronca’ y Sara Dazacompartiendo su sabiduría y bautizando pelaos.Allí, en ese pueblo de cielo abundante, nació Fredy de Jesús  Molina Daza  el sábado 4 de agosto de 1945. Hijo de José Amiro Molina Gutiérrez y Doña Eloísa Daza ‘la niña Icha’ como la llamaban cariñosamente. De niño aprendió a conocer las letras guiado por el profesor Calderón. Su niñez transcurre en medio de la inocencia y la alegría. Con sus primos y amigos iban en burro a la Malena a hacer casimbas para robarle el agua cristalina que ésta esconde. Cuando la noche estaba clara era surcada con las notas que el compositor le extraía a su concertina, un instrumento que ejecutaba a la perfección. Ya de mayorcito se marcha a Valledupar a estudiar.Sus amigos lo recuerdan como una persona noble,  tranquila y muy alegre. A veces se adentraba en un silencio que lo aislaba por momentos. Enamorado de la vida y de las mujeres. Cuando la muerte decide tomarlo de la mano Fredy contaba con tan solo 27 años.

El cantor de la Malena impregnó sus cancionescon los elementos que conforman el paisaje de su tierra. Su pluma sencilla le cantó a  los ríos Cesar, Guatapurí, Badillo, a los indios, la Sierra, los cerros, a la luna patillalera, las mariposas, al amor, al desamor, a las mujeres, al silencio sensible de la montaña, al pájaro que vuela alegre, al que vuela herido, a los recuerdos de la niñez, a la ansiedad que titila al oír un son de Gustavo Gutiérrez,a la Malena, a los amigos, a la brisa, a una casita en la sabana, al frío de la Nevada, a los viejos compositores, a las noches tristes, al profesor que le pega por llegar tarde al colegio, a la Virgen de las Mercedes,  a la indiferencia de una mujer, a los cabellos negros y la mirada serena de una novia.



A pesar del poco tiempo que la vida le dio, Fredy alcanzó a sembrar bellas canciones en el jardín musical de nuestro folclor, canciones que aún hoy siguen floreciendo. Amor sensible, Dos rosas, Los novios, Adiós noviazgo, Tiempos de la cometa, El indio, A nadie le cuentes, La totumita, Noche clara, La verdad, Cristina, Buscando un nido, Adiós a mi pueblo, Noche de amor,Indiferente, entre otras.

Fredy recorría el pentagrama entre la nostalgia y la alegría. En su canción Los tiempos de la cometa  evoca aquellos recuerdos que marcaron su vida, recuerdos que le partían el corazón: “No volverán los tiempos de la cometa / cuando yo niño / brisas pedía a San Lorenzo / mariposas en La Malena sus casimbas son recuerdos / el profesor que me pega por llegar tarde al colegio”.

Un lenguaje sencillo, pero con un tinte de profundidad, se nota en su canción Amor sensible. En ella el compositor canta a su amada utilizando los componentes que la naturaleza le ha regalado: “Es un amor que nació profundo / limpio como se ve la Nevada / de misterio está lleno el mundo / no sé qué sentirá tu alma / Será sensible como el silencio / que domina la montaña”.

A pesar de su juventud, Fredy no fue indiferente a los problemas sociales que agobiaban al país. En su canción El marginado hay, además de un toque político y de inconformidad,  una clara inclinación hacia las ideas socialistas: “Buscando amor, justicia y paz / lo que he encontrado es calamidad / el pueblo exige cambio social / Colombia quién te lo dará / pa’ que viva tu gente como en verdad se lo merece / Será el sistema vivido / que luego reformaremos / o tal vez sea el socialismo / con que a mi patria salvemos”.

El desamor también sirvió de inspiración al joven patillalero. Después de Los novios  surgió Adiós noviazgo, un fiel reflejo de una ruptura amorosa, del fin de ese bello idilio: “Traigo un canto lastimoso / distinto al que un día canté / le daba viva a los novios / y al gran amor que en ella encontré / Pero todo ha terminado / hoy solo queda el triste recuerdo / de un bello y feliz noviazgo / que se esfumó como humo y el viento”.
La tristeza que produjo la partida de Fredy inspiró a otros compositores  a llenar con notas en dolor mayor el cancionero vallenato. Tal vez la más sentida de estas canciones fue la que compuso el maestro Armando Zabaleta y grabara Jorge Oñate con los Hermanos López: “No voy a Patillal porque me mata la tristeza / al ver que en ese pueblo / fue donde murió un amigo mío / Era compositor, como lo es Zabaleta / y era lo más querido de ese caserío” (No voy a Patillal).

Su primo y amigo Gustavo Gutiérrez derramó su tristeza en un paseo: “Voces de muerte se oyen / en todita la región / el llanto brilló en los ojos / tristeza en el corazón / y mientras vibra confusa / la nota de un acordeón / Fredy Molina se muere / sin sentir ningún dolor”. (El silencio de Freddy Molina).

El Negro Alejo Durán le sacó a su pedazo de acordeón una nota tan triste y lastimera como la que le sacó cuando interpretó Alicia adorada: “Está llorando la Malena, con sentimiento y dolor / porque un hijo de esta tierra / hoy reposa en el panteón / La tierra patillalera perdió un gran compositor” (Fredy Molina). 





Su muerte no solo conmocionó a su tierra. El dolor llegó a muchos lugares de Colombia y no fueron pocas las  manifestaciones de duelo sincero que se escucharon. El Doctor Alfonso López Michelsen en un telegrama dirigido a los padres del difunto dejó sentir su pesar.

Al año siguiente de su muerte, para la época del Festival Vallenato, el alcalde de la capital del Cesar, el Doctor Edgardo Pupo Pupo, en documento oficial manifiesta en su nombre y el de todo el personal de la alcaldía su profundo dolor por la ausencia de Fredy Molina en tan importante evento: “Lamentamos no poderlo ver en esta ocasión y hacemos votos porque su espíritu comparta con nosotros la alegría del pueblo que lo quiere y lo recuerda”.

En cuarenta años es mucha el agua que hansacado de las casimbas en la Malena, muchas las mariposas que han revoloteado adornando con sus colores el aire de Patillal, muchos los versos que se han cantado, muchos los niños que han llorado sin  que la luna haya podido explicar por qué.A pesar de todo ese tiempo nadie ha olvidado al cantor de la Malena. Aún advertimos su vacío con pesadez de roca. Sus canciones siguen tan jóvenes como su rostro en las fotografías que adornan la mesa de la sala de su hermana Olga en Valledupar.

Afirman los viejos en Patillal que el color de las mariposas que siguen visitando a la Malena ya no es igual desde que Fredy les dejó de cantar.Que la luna perdió su brillo y que la Sierra vive muy triste por la ausencia del poeta del amor sensible.

Agradecimiento especial a Jesús Guzmán, Olga Molina, Diana Barbosa y Jaime Acuña.

(*) Director y presentador del programa radial Viaje Latinoamericano. Vigoso@gmail.com