lunes, 21 de noviembre de 2011

Cerca del amor



Cerca del amor

El patio de la casa de la abuela,
como una fotografía de colores,
permanece en mi memoria.
Aun percibo los olores finos de los frutos
de robustos e imponentes árboles...
Mango, mamey, guayaba y limón.
Arboles que vestían de verde
todo el ambiente,
dejando escapar una sombra
que todos los días llegaba
para convertirse en la mejor compañía
de habitantes y visitantes
del viejo caserón.
Adornaban aquel paisaje, además de la ropa tendida,
alegres gallinas que escarbaban con afán
los manjares silvestres
y pájaros que con su cantar de cantares
llenaban de alegría cada rincón.
A lo lejos una larga cerca de troncos jóvenes,
artísticamente cortados por el abuelo,
surcaban el suelo
como fila de celosos guerreros
que cuidaban el amor y la sencillez
de vecinos y familiares.
Como me encantaba asomarme por esa cerca
y contemplar los patios ajenos
que eran igual de grandes y hermosos,
como el de la abuela.
Hoy, cuando la cerca yace enterrada en el tiempo,
paredes de rojos ladrillos e imposible altura
no solo separan los patios,
sino que sepultan para siempre
el amor y la sencillez
que en un pasado nos unieron.

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