martes, 7 de julio de 2009

Como un pájaro libre


* Obra del Maestro Roberto Rodríguez


Mercedes Sosa:

Como un pájaro libre

Por: Víctor González Solano (*)

Su verdadero nombre es Haydee pero en su casa le llaman Marta, en su país “La negra” y en el resto del mundo Mercedes. Esta mujer, que acaba de celebrar sus 74 años, se define como una guerrera, como un quijote herido que hasta Sancho Panza también la abandonó. Solo le quedan Dios, sus canciones, sus amigos, su familia y un público que le ama. Con eso le basta y sobra. Cuando habla del abandono se refiere a los mercaderes del canto, a esos que les interesa más una cara bonita que una buena voz. Por eso un día decidió cortar toda relación con su casa disquera y batallar sola contra los “Molinos”. Hoy Mercedes sigue cantando igual que ayer. “Lo haré hasta que me muera” le confesó un día a un periodista.

Hija de un humilde matrimonio conformado por un peón de un ingenio azucarero Don Ernesto Quiterio Sosa y una lavandera Doña Ema del Carmen Girón. Vio la luz del mundo por primera vez un 9 de julio, día de la independencia de Argentina, de 1935 a las dos y cuarenta y cinco de la madrugada en el Hospital Santillán de San Miguel de Tucumán. Como dato curioso hay que anotar que solo quince días antes había muerto en un accidente aéreo en Medellín otro grande del canto, Don Carlos Gardel. A las pocas horas de haber nacido sonaron unos cañones y fue entonces cuando su madre dijo: “Parece que esta chica va a ser algo grande”. Y de veras que las palabras de Doña Ema, además de sabias, fueron proféticas. Hoy Mercedes es la voz representativa de América Latina.

Es la única mujer de cinco hermanos. Los Sosa fueron siempre una familia humilde y pobre pero feliz.

- Mercedes, si tuvieras que poner toda tu niñez adentro de tres palabras ¿Cuáles elegirías?
- Ni tres, ni dos palabras me hacen falta. Me alcanza con una: felicidad.

Mercedes desde que nació está cantando. De hecho ella dice que los niños cuando lloran cantan. En su mente están grabados todos los momentos de su vida cuando cantaba. En su casa, en la escuela, en los velorios, en las reuniones de familia, entre las tumbas de los cementerios. De pequeña admiraba e imitaba a Miguel Acevez Mejía. De joven era muy delgada y su cintura era como de avispa. Su padre le hacia cantar en toda reunión de amigos o familiares a las que asistían. “Yo era muy tímida pero siempre le hacia caso a mi padre aunque no me gustara cantar en esas reuniones.”

Su primer nombre artístico fue Gladys Osorio y lo tomó para poderse presentar a un concurso para cantantes desconocidos que se hacia en la Radio LV12. Por supuesto fue Gladys Osorio quien se ganó aquel concurso. Con la complicidad de su madre se presentó a concursar ya que su padre no estaba de acuerdo en que una mujer decente se presentará a cantar a la radio. Cuando su padre la descubrió cantando en aquel programa, contrario a lo que se esperaba, solo la felicitó y apoyó. Ahí comenzó el camino del canto de La Negra.

Su hijo Fabián Matus, hijo del compositor y cantor Oscar Matus, la define como una mujer intensa. Que escucha radio y música. Poco le gusta la televisión. Que lee mucho, es capaz de leerse un libro en un día. Perfeccionista, odia el desorden y la mentira. Vanidosa como toda mujer. Profesional cien por ciento en su trabajo. Capaz de llorar por cualquier cosa que la entristezca o la alegre. No es compositora ni nunca lo ha pretendido ser pero si se preocupa por escoger temas que a ella le hubieran gustado componer. Es nerviosa, tímida, excelente cocinera. Buena conversadora. Amiga de sus amigos. Solidaria y una gran madre e increíble abuela.

Sus años en el exilio le marcaron para toda la vida, hasta tal punto que muchos años después de haber regresado a su país el trauma del exilio le llevó a la cama con una grave enfermedad que por poco se la lleva de este mundo. “mi amor por la vida, por los míos y el canto me obligaron a luchar contra la muerte.” Esta enfermedad la acerco íntimamente a Dios.

Cuando Mercedes Sosa canta es Latinoamérica la que canta. Su voz es la voz de los que no tienen voz, de los que no pueden decir lo que sienten, de los que no pueden protestar, de los que nunca subirán a un escenario, de los que viven de su trabajo, de los que sueñan sin retorno. En el escenario se entrega por completo y da lo mejor de ella. Hay dos temas en su repertorio que no pueden faltar, Gracias a la vida y Alfonsina y el mar. Hoy, con 74 años a cuestas, con muchas tristezas, dolores, desgarramientos pero también muchas alegrías y miles y miles de presentaciones y giras internacionales siente que el cansancio la acompaña pero no la vence. Para ella es lo mismo cantar para dos personas que para un estadio o teatro lleno. El compromiso es el mismo. Siente que todavía tiene mucho que dar. Por eso, cuando le toca subir a un escenario, bate sus alas y se siente como un pájaro libre.

(*) Director del programa radial Viaje Latinoamericano.

* Texto de consulta: Mercedes Sosa, La negra. De Rodolfo Braceli.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno y sublime.

Viaje Latinoamericano dijo...

La grande de América

Anónimo dijo...

Hermosa voz la de esta mujer y sus canciones llegan